Obsesión por lo retro
Una mirada crítica a la fiebre por lo retro: bares nuevos que imitan lo viejo, nostalgia empaquetada y estética vintage convertida en negocio. Entre cerveza artesanal y focos Edison, esta reflexión desnuda la farsa del “auténtico”.
12/20/20242 min read


“Nuestra civilización esta obsesionada por lo retro…
Queremos vernos imbuidos por un pasado no real, sino como un escenario aséptico, como meternos a una película sin sufrir las consecuencias.
Tu no quieres vivir en 1780 en un palacio parisino sin calefacción, ni derecho a voto, pero si imaginarte como María Antonieta. ¿No? Nos gusta ese rollo y esta, queridos amigos, es la última perversión claramente de la hostelería.
Vivimos es ciudades en las que se destruyeron los bares antiguos y hemos puesto Starbucks y restaurantes de cadena y ahora cansados de esa tendencia estos empresarios montan bares nuevos que se parezcan a los bares viejos que tiraron abajo y por todas partes ves surtidores de cerveza antiguos, carteles con chapa de imitación o cristales con los nombres pintados como si fuera 1933.
Tu entras y dices: "Ay mira, es... que bonito"
Huele a nuevo y te sirven platillos de $400.00 y cerveza a $50.00 y está lleno de gente guapa que se cree auténtica y tu odias a todo el mundo, ¡Claro! Pero también vas ahí porque eres despreciable, no tienes personalidad y cada día te vida pasa lo mismo, vuelves al bar porque eres masoquista o imbécil, no lo tenemos muy claro, y además ese bar se ha puesto tan de moda que va tu ex con su pareja nueva, que tiene 15 años menos que tú, te dan ganas de decirle: "Te gusta todo lo viejo del bar menos las mujeres, ¡eh, hijo de puta!"
Lucía Lijtmaer, periodista y escritora hispano-argentina.
Pienso que vivimos atrapados en una tragicomedia decorada con focos Edison y servida en frascos de mermelada. Añoramos un pasado que nunca vivimos, idealizado hasta el delirio, donde lo "auténtico" es cuidadosamente fabricado, curado y vendido con sobreprecio. Porque claro, nada dice "vínculo con la tradición" como pagar $400 por un platillo "de abuela" servido por un hipster con tatuajes de máquina de escribir.
Nos fascina jugar a vivir en otro siglo, siempre que podamos pagar con tarjeta, tener Wi-Fi y no congelarnos los pies en un palacio sin drenaje. Y mientras nos quejamos con superioridad moral de lo falso, de lo superficial, de lo posado... no olvidemos que ahí seguimos, cerveza artesanal en mano, odiando, pero eso sí: ¡con muy buen gusto estético!
Porque al final, lo retro no es más que una fantasía higienizada donde podemos disfrazarnos de pasado sin ensuciarnos con la historia. Y como buenos actores de esta escenografía emocional, solo nos queda brindar con amargura y resignación, mientras el DJ pone vinilos que nunca supimos usar.
UBICACIÓN
León - Cuernavaca - Mérida
CONTACTO
HORARIO
Lunes - Viernes
9:00 - 17:00
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