Métodos de Diseño Participativo

Exploración de métodos participativos en arquitectura que promueven el diseño colaborativo con los usuarios, adaptando la vivienda a sus necesidades reales y fortaleciendo el sentido de pertenencia.

Benjamín Rojas

9/27/20243 min read

En lo que respecta a los problemas de diseño, no existen dos casos iguales; por ello, el método seleccionado debe adecuarse a cada situación específica. De esta necesidad surgen diversas metodologías aplicables al diseño participativo en arquitectura.

Soportes y Unidades Separables

Esta metodología fue desarrollada por John Habraken en los Países Bajos como respuesta al problema de la escasez de vivienda y al modelo de alojamiento masivo que excluía al usuario del proceso de toma de decisiones y promovía la estandarización.

Su propuesta consiste en un sistema donde el usuario participa activamente en el diseño interior de su vivienda, mientras que una infraestructura base (el soporte) proporciona los servicios y condiciones técnicas generales. El soporte es cualquier estructura diseñada para contener un número determinado de unidades habitacionales, que pueden adaptarse individualmente a las necesidades y deseos cambiantes de sus habitantes a lo largo del tiempo.

Estos sistemas se evalúan por su capacidad de adaptación y por su potencial para generar múltiples configuraciones espaciales. Si bien el soporte no puede ser modificado por el usuario, ofrece márgenes de decisión, permitiendo una vivienda flexible y más humana.

Método de Livingston

Es un método de diseño participativo en el cual el arquitecto trabaja directamente con el usuario, utilizando diversas dinámicas para integrar sus necesidades y expectativas.

El proceso se desarrolla en etapas:

  1. Presentación y recolección de datos:
    El arquitecto explica al usuario el proceso de trabajo: cómo, por qué y cuánto costará. Posteriormente, se recopila información sobre el sitio, el usuario y sus recursos disponibles.

  2. Diagnóstico y participación activa:
    Se realiza una visita al terreno o vivienda, se hace un levantamiento físico y se llevan a cabo entrevistas con los miembros de la familia, quienes expresan sus prioridades y problemas actuales. A partir de este diálogo, el usuario diseña su vivienda y el arquitecto actúa como facilitador y dibujante, registrando las expectativas del cliente.

  3. Propuesta y evaluación:
    Con los datos obtenidos, se genera una propuesta de diseño basada en las ideas del usuario. Esta propuesta se presenta para ser evaluada por la familia, quienes no se enfrentan al arquitecto, sino a su propia propuesta materializada.

Este método reconoce que, si bien el arquitecto posee conocimientos técnicos, el usuario es quien mejor conoce sus propias necesidades. Así, el arquitecto se convierte en un intérprete y colaborador, guiando el proceso hacia soluciones viables que respondan a la realidad del usuario.

Diseño por Generación de Opciones

Desarrollado en la década de 1970 con la colaboración de la Universidad de Washington, la Facultad de Arquitectura de la UNAM y la ONG COPEVI A.C., este enfoque se orienta principalmente hacia poblaciones de bajos ingresos.

Se basa en un proceso de construcción colectiva, en el cual intervienen usuarios, técnicos, profesionales y autoridades. A través del diálogo, se plantean alternativas de diseño y se elige una propuesta que responda a las necesidades reales del grupo.

El proceso consta de tres etapas principales:

  1. Fase inicial:
    Se definen las demandas, necesidades y deseos de los usuarios mediante el trabajo colaborativo. Este análisis permite desarrollar un programa arquitectónico fundamentado en las expectativas reales de quienes habitarán el espacio.

  2. Generación de opciones:
    Se plantean diferentes alternativas de solución que sean claras, comprensibles y manejables para todos los participantes. Se emplean herramientas como lluvia de ideas, diagramas, imágenes y maquetas, que facilitan la comprensión y discusión colectiva.

  3. Organización y toma de decisiones:
    Se identifican los factores externos que podrían afectar el diseño (propiedad del suelo, financiamiento, normativas, etc.) y se organiza al grupo para tomar decisiones conjuntas en torno a estos temas.

El diseño por generación de opciones destaca por su facilitación de la participación activa, al simplificar el proceso de diseño y fomentar el compromiso de los usuarios. Este enfoque no solo capacita a las personas para emitir juicios sobre el diseño, sino que también permite una apropiación simbólica y funcional del espacio.

Reflexión final

Frente a la idea de que un arquitecto puede diseñar una planta "ideal" que se repita múltiples veces, asumiendo que todos los usuarios tienen las mismas necesidades, es fundamental reconocer que cada persona es distinta y que sus requerimientos cambian a lo largo del tiempo. La vivienda debe poder adaptarse a estas transformaciones.

Por otro lado, aunque pueda surgir la duda sobre si el usuario tiene el conocimiento suficiente para diseñar su vivienda, es claro que sí conoce su modo de vida, aspiraciones y necesidades futuras. El arquitecto no debe imponer una solución, sino colaborar con el usuario para construir una respuesta conjunta, sensible y contextual.

En todos estos métodos se reafirma la importancia del tiempo como variable clave. Es en el tiempo donde ocurre la personalización del espacio, el momento en que el usuario comienza a modificar la vivienda para hacerla suya. Por eso, el diseño participativo no solo responde a una necesidad habitacional, sino que fortalece la identidad, la apropiación y el sentido de pertenencia en el habitar.