La relación sociedad-naturaleza en la historia

Reflexión sobre la crisis ambiental actual como resultado del crecimiento desmedido, el consumo y la desconexión con la naturaleza. Una invitación a restablecer el equilibrio entre desarrollo humano y entorno natural.

Benjamín Rojas

8/2/20242 min read

La relación entre el ser humano y la naturaleza comienza con la aparición de sus actividades sobre el planeta. Esta relación ha ido transformándose a lo largo del tiempo y en función del contexto geográfico e histórico, ya que la naturaleza, al estar en constante cambio, da origen a comunidades dinámicas. A esta transformación también contribuyen diversos factores como el capital industrial, la economía, la oferta y la demanda, la mano de obra y las materias primas.

En la actualidad, observamos múltiples actividades que crecen de forma exponencial, impulsadas por el aumento de la población y sus demandas. Es decir, toda actividad generada por el ser humano comparte esta cualidad expansiva, incluyendo el uso de recursos, el consumo energético y la producción de alimentos. Sin embargo, de manera paralela, también crecen la contaminación y la generación de residuos, como resultado del incremento en el uso de materiales y energía que exige una economía en constante expansión.

Muchas personas perciben este desarrollo como algo positivo, al considerarlo una vía para resolver sus problemas más inmediatos. Mientras no se encuentre una alternativa viable, continuará prevaleciendo la idea de que el crecimiento sostenido es la clave del bienestar humano.

Lamentablemente, este enfoque se encuentra condicionado por una sociedad industrial fundamentada en principios científicos y económicos, que promueve una visión del crecimiento como comportamiento dominante, ignorando las señales de alerta que emite el planeta. Hoy en día, hemos alcanzado una etapa en la que se han sobrepasado muchos de los límites naturales.

La mayoría de las personas deposita su confianza en el progreso tecnológico y en las dinámicas del mercado. Si bien estos avances son importantes, no son suficientes para revertir la trayectoria hacia una crisis ambiental. Es necesario incorporar atributos humanos fundamentales, como la intuición y la sensibilidad, aceptar nuestra naturaleza interna y dejar de subyugar a la naturaleza externa. Solo mediante esta integración será posible restaurar la frágil relación entre la sociedad y el entorno natural.

El medio ambiente ya no puede sostener esta relación en su estado actual, caracterizado por el crecimiento desmedido de la población, la expansión económica, la explotación de recursos, el aumento de la contaminación y la degradación de los ecosistemas.

Podemos deducir que esta degradación ambiental se ha convertido en un fenómeno habitual en nuestras ciudades. El deterioro del entorno no es otra cosa que la manifestación del incremento de residuos, estrechamente vinculado al ritmo acelerado de la sociedad contemporánea. Este fenómeno no afecta únicamente al medio ambiente, sino que también está profundamente relacionado con las estructuras sociales, culturales y económicas de un modelo de vida consumista.

Es imprescindible reflexionar sobre esta inercia que hemos seguido durante los últimos siglos. Nos enfrentamos a una realidad que revela los elementos críticos de la condición humana en un mundo desbordado por sus propias necesidades, y nos invita, urgentemente, a restablecer el equilibrio entre sociedad y naturaleza.