La participación en el desarrollo de espacios habitables
Una reflexión sobre la participación comunitaria en el diseño del entorno habitable, abordando enfoques desde la arquitectura, la psicología social y la creatividad colectiva. Se destacan herramientas para fomentar el diálogo, la apropiación del espacio y la acción transformadora desde lo local.
Benjamín Rojas
11/15/20244 min read


Diversos enfoques relacionados con el desarrollo humano y la intervención psicosocial han planteado la importancia de la participación de la población local tanto en lo social como en el desarrollo físico del entorno habitable donde reside. Sanoff (2000) sostiene que el "diseño comunitario" abarca enfoques como el planeamiento comunitario, la arquitectura social y el desarrollo comunitario. Por su parte, Hamdi (1990) señala que la "participación de la comunidad" engloba todas las escalas y técnicas involucradas en los procesos de profesionales, familias, grupos comunitarios y gobiernos para conformar su entorno.
Desde esta perspectiva, se han propuesto distintos enfoques y escalas para definir los roles de los distintos actores en los procesos de toma de decisiones. Wulz (1986) establece un continuo de siete etapas de participación, que van desde la autonomía total de los profesionales hasta la autonomía total de los usuarios. Sanoff (2000) propone el "proceso de facilitación" como la vía para unir a las personas en torno a sus objetivos comunes, ayudarlas a colaborar y decidir cómo hacerlo. Este proceso abarcaría desde la cuarta hasta la séptima etapa planteadas por Wulz: el "diálogo", las "alternativas", la "co-decisión" y la "libre decisión". El diálogo implica conversaciones informales entre arquitectos y usuarios; las alternativas permiten a los residentes elegir entre opciones planteadas por los diseñadores; la co-decisión implica participación directa en el diseño; y en la libre decisión, los usuarios controlan completamente el diseño y la construcción (Toker, 2007).
David Bohm (1992), físico dedicado al estudio del diálogo, lo describe no como una discusión o intercambio, sino como una práctica en la que se suspenden juicios y opiniones para lograr una escucha genuina. En un verdadero diálogo, los múltiples puntos de vista flotan y se contemplan sin imponerse, promoviendo comprensión profunda.
Desde el enfoque psicosocial, Vidal (2008) plantea que la participación se entiende como la expansión de los ámbitos de acción personal en el entorno inmediato, lo que aumenta la sensación de control e implicación con el entorno. Al participar, el entorno se transforma, se internaliza cognitiva y afectivamente, y se convierte en parte de la identidad individual y colectiva. La apropiación simbólica del espacio se convierte en un factor de continuidad del self y de cohesión social.
Estos procesos se vinculan con fenómenos colectivos como la identidad comunitaria y el sentido de pertenencia. Se trata de modelos analíticos útiles para comprender tanto las prácticas cotidianas de apropiación del espacio como las dinámicas de acción colectiva en la transformación participativa del espacio público a nivel barrial.
En este contexto, la investigación-acción se orienta a facilitar la acción colectiva de los habitantes decididos a alcanzar una meta común, así como a promover procesos simbólicos de identificación mediante la apropiación del espacio.
La participación comunitaria permite considerar una amplia diversidad de aspiraciones, recursos creativos y materiales. Favorece la comprensión profunda de las necesidades, la identificación de causas y problemas, la generación de soluciones y la implementación de acciones. Por ello, la participación es esencial en todas las fases del planeamiento.
En síntesis, los grupos deben definir sus relaciones con base en los problemas que enfrentan y buscar soluciones a partir de sus propios recursos. Esto implica un proyecto de desarrollo en el que se involucren actores diversos con distintos niveles de compromiso, generando transformaciones comunitarias, individuales y espaciales.
Factores que propician la participación
La Lic. Rosa A. Oliveras advierte que la participación puede verse limitada por actitudes de desánimo, indiferencia, desconfianza, agotamiento por convocatorias ineficaces, o diferencias con los enfoques planteados.
No obstante, identifica varios factores que favorecen la participación:
Nivel de comunicación entre el investigador y los participantes.
Clima de confianza y respeto mutuo.
Desarrollo de la creatividad colectiva.
Consideración del contexto espacial, ambiental, cultural y económico del sitio.
Henry Sanoff (2000) enfatiza que el investigador debe adoptar una actitud de escucha atenta, libre de prejuicios y sin asumir que posee la única verdad. Este enfoque facilita la generación de ideas y acuerdos. Según Sanoff (2006), cuando los participantes sienten que sus experiencias e ideas son respetadas, están más dispuestos a contribuir activamente.
El arquitecto Roberto Livingston (1991) destaca que la comunicación puede fortalecerse recurriendo a líderes comunitarios, formales o informales. Los líderes formales ocupan cargos oficiales, mientras que los informales son reconocidos por su comunidad por su capacidad de movilizar y orientar. Incluir ambos tipos de liderazgo en el planeamiento estimula la participación y actúa como catalizador del proceso.
Para fomentar la participación, es fundamental considerar y respetar las demandas de la comunidad, incorporar sus soluciones y hacerles ver la importancia de su implicación. Trabajar con sus necesidades manifiestas, generalmente orientadas a mejorar su calidad de vida, es clave para motivar su compromiso.
Aunque motivar una participación activa puede ser difícil, existen diversas técnicas para romper la rutina y generar interés, incluso a través del juego. La participación permite manejar una gran variedad de ideas y perspectivas, activando el pensamiento creativo. Como señala el Dr. Fernando Martín Juez (2010), "buscar soluciones novedosas a problemas antiguos partiendo de la información existente, e incluso detectar nuevos problemas, es precisamente activar el pensamiento creativo".
La creatividad, en este sentido, es un recurso invaluable en contextos de transformación, especialmente en condiciones económicas adversas. Todas las personas poseen talentos y potenciales aún no descubiertos, y fomentar su desarrollo puede ser clave para lograr cambios significativos en la comunidad.
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