El Diseño Participativo en las ciudades
Análisis de la apropiación simbólica de la vivienda maya en contextos urbanos, donde tradición e identidad dialogan con la modernidad.
Benjamín Rojas
8/9/20243 min read


Es evidente que existe otra ciudad en proceso de construcción, ubicada en las periferias. En este entorno, las familias han generado una alternativa propia frente a las demandas habitacionales que ni el Estado ni la iniciativa privada han logrado satisfacer.
Las respuestas "profesionales" no han conseguido generar propuestas viables, debido a una falta de comprensión sobre la naturaleza compleja de los procesos sociales vinculados a la producción del hábitat.
Por ello, se vuelve necesaria la formulación de nuevos enfoques y formas de entender los procesos de urbanización y poblamiento que actualmente tienen lugar en nuestras ciudades. Paralelamente, es urgente encontrar nuevas formas de intervenir en el desarrollo de estos procesos.
Los desarrollos autoproducidos han demostrado ser más cercanos a las verdaderas necesidades de los grupos sociales que los generan. En muchos casos, estos asentamientos ofrecen mejores condiciones de habitabilidad, resultan más sustentables y presentan menores costos de mantenimiento. Además, su producción fomenta comportamientos de solidaridad y compromiso colectivo, características comúnmente ausentes en los desarrollos planificados por profesionales.
En este contexto, se ha tomado como eje la participación de los diferentes actores sociales involucrados en los procesos habitacionales, buscando alternativas de incorporación activa de los profesionales del diseño y la planeación, a través de prácticas socialmente más viables.
Se reconoce que el diseño arquitectónico, tradicionalmente, se ha limitado a determinar la forma y a generar la información técnica necesaria para la construcción de objetos arquitectónicos. Sin embargo, esta visión ha derivado en una ideología arquitectónica que considera que los especialistas son quienes saben lo que debe hacerse con los espacios urbanos y habitacionales.
Durante décadas, las propuestas sobre cómo debían ser las zonas habitacionales y las viviendas se basaron en una concepción funcionalista con ideas simplificadas sobre la igualdad social, ignorando la existencia de distintas clases sociales, con diversas condiciones y necesidades de habitabilidad.
Fue a partir de los años sesenta cuando comenzaron a explorarse caminos alternativos, incorporando herramientas provenientes de otras disciplinas para formular soluciones arquitectónicas más acordes con las realidades de los grupos sociales destinatarios.
La construcción del habitar es parte de un proceso social, en el cual las decisiones fundamentales deben ser tomadas por los propios sujetos a través de su participación activa.
La vivienda debe desarrollarse de manera coherente con las formas de producción específicas de cada grupo social, y basada en la participación directa de sus habitantes.
El diseño participativo busca reconocer y hacer explícitas múltiples perspectivas, promoviendo la imparcialidad. Se concibe como un diálogo entre diseñadores y usuarios, en el que el objetivo es hacer accesible el proceso de diseño a quienes serán los beneficiarios del proyecto.
Es necesario considerar que el diseño centrado únicamente en los valores del cliente, así como aquel basado exclusivamente en la experiencia técnica del arquitecto, están lejos de ofrecer una verdadera solución para los usuarios.
Etapas del diseño participativo:
Aproximación al problema:
Acercamiento entre los pobladores de una comunidad y el equipo técnico asesor, a partir de la necesidad específica de resolver un problema urbano y/o arquitectónico.Investigación y conocimiento:
Una vez conformado el equipo de trabajo, se recopila y analiza la información preliminar sobre los componentes sociales, físicos y culturales, a partir de los cuales surgirán ideas que alimentarán la propuesta de diseño.Generación de ideas de diseño:
Mediante talleres participativos, se trabaja con base en la información recopilada en la fase anterior, para desarrollar colectivamente las ideas del proyecto.Concreción y evaluación:
El equipo asesor formula propuestas preliminares que se confrontan, discuten y evalúan en sucesivos talleres, hasta lograr un proyecto final consensuado.
El diseño participativo es una alternativa que se aleja del enfoque convencional. Debe entenderse como una herramienta poderosa que promueve el diálogo entre diseñadores, usuarios y otros actores sociales. A la vez, permite que las personas directamente afectadas por un proyecto puedan expresarse, participar en la toma de decisiones y sentirse escuchadas en condiciones de equidad.
Además, esta práctica fortalece el sentido de apropiación entre quienes participan en el proceso. Uno de los principales objetivos del diseño participativo es precisamente que el usuario se apropie del proyecto no solo a través de su ocupación, sino desde su concepción y desarrollo.
El profesional, con frecuencia, olvida que su función principal en el diseño de la vivienda urbana es generar espacios habitables. Tiende a asumir que tiene todas las respuestas a las necesidades del usuario, excluyéndolo del proceso y dejando de lado su contexto cultural.
El arquitecto debe recordar que una de sus funciones esenciales es ser intérprete de las necesidades del habitante; fungir como puente entre la persona y su entorno, integrando la concepción cultural del uso del espacio con la creación de soluciones arquitectónicas y urbanas contextualizadas.
Para lograrlo, debe existir un verdadero acercamiento entre los pobladores de una comunidad y el equipo técnico, partiendo de una necesidad concreta y buscando soluciones conjuntas.
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