Confort Psicológico
Esta entrada analiza cómo percibimos el espacio a través de la proxémica, la percepción ambiental y el uso del color. Se explora la influencia del entorno físico en el comportamiento, la identidad cultural y el confort emocional, destacando el papel del diseño en la creación de espacios significativos y funcionales.
Benjamín Rojas
11/1/20243 min read


Percepción del espacio
La percepción del espacio se refiere al mensaje que el entorno construido transmite al usuario, influyendo en su comportamiento de acuerdo con la actividad que se desarrolla en él. Esta percepción se estudia principalmente a través de tres disciplinas: proxémica, percepción ambiental y color.
Proxémica
La proxémica estudia cómo el ser humano emplea y percibe su espacio físico y su intimidad personal. Forma parte de la antropología social, y se enfoca en el uso y percepción del espacio social y personal, analizando cómo las personas responden a relaciones espaciales en contextos como la organización de grupos, liderazgo, comunicación y flujo de actividades, en función del espacio y la densidad ocupada.
También aborda la orientación espacial personal en el contexto de la distancia conversacional, considerando variables como el sexo, el estatus, los roles sociales, la cultura, entre otros.
Edward Hall (1973) distingue tres tipos de espacio en función del territorio personal:
Espacio fijo: definido por estructuras inamovibles.
Espacio semifijo: caracterizado por elementos móviles u obstáculos modificables.
Espacio personal o informal: área alrededor del cuerpo, cuya extensión varía según la cultura. Su invasión puede interpretarse como una falta de respeto (por ejemplo, ocupar varios asientos en un transporte público).
A su vez, Hall establece cuatro tipos de distancia personal:
Distancia íntima (15–45 cm): propia de relaciones muy cercanas (familia, pareja, amigos). Implica comunicación táctil, visual y sonora.
Distancia personal (46–120 cm): utilizada en conversaciones informales o de trabajo, reuniones o encuentros sociales.
Distancia social (120–360 cm): se mantiene con personas desconocidas o con quienes no existe una relación cercana (por ejemplo, proveedores o dependientes).
Distancia pública (más de 360 cm): empleada para dirigirse a grupos. El tono de voz es elevado, como en conferencias o presentaciones.
Percepción ambiental
La percepción ambiental es un proceso psicológico que involucra atención, organización, discriminación y selección de estímulos del entorno, manifestándose en respuestas verbales, gráficas o motrices.
Constituye el punto de encuentro entre lo físico y lo mental, y permite a las personas interpretar y reaccionar ante las circunstancias del entorno. No sólo facilita o inhibe el comportamiento, también lo guía, predice y prescribe, influenciando la toma de decisiones.
Este proceso se construye a lo largo de la vida, en función de la experiencia. Las percepciones actuales se integran con experiencias pasadas para generar interpretaciones significativas. No se trata solo de captar estímulos, sino de organizarlos cognitivamente como un “todo” con sentido.
Rapoport (2003) afirma que la percepción ambiental incluye aspectos culturales y sociales:
“Va más allá de la pragmática, ya que el comportamiento en ambientes incluye las ocasiones sociales y sus escenarios; quién hace qué, dónde, cuándo y cómo; todo ello de acuerdo con su cultura o subcultura”.
Por su parte, Hall (1973) explica que la percepción también depende de la relación, la actividad y la emoción. Las diferencias culturales pueden generar malentendidos en la interpretación del comportamiento, lo que conduce a relaciones distorsionadas o enajenamiento.
La manera en que una persona percibe su entorno está directamente ligada a su identidad sociocultural. Si el escenario no forma parte de esa construcción simbólica, difícilmente generará un sentido de pertenencia.
Desde esta perspectiva, la percepción de los ambientes puede clasificarse en dos tipos:
Ambiente tradicional: está regido por costumbres, normas sociales y patrones culturales heredados, que estructuran claramente el comportamiento esperado.
Ambiente contemporáneo: ofrece señales menos estructuradas, lo que produce una mayor ambigüedad en las respuestas conductuales.
El comportamiento en el espacio se da en dos fases:
El sujeto interpreta las señales del ambiente.
Actúa según esa interpretación, que puede variar según su experiencia, cultura o expectativas.
En conclusión, herencia y entorno interactúan constantemente para moldear la conducta. Whittaker (1976) señala:
“Cualquier factor hereditario aislado opera de forma distinta bajo diversas condiciones ambientales, e inversamente, las condiciones del entorno influyen según el factor genético presente”.
El color como factor perceptivo
El color influye directamente en las emociones, el estado de ánimo y las respuestas fisiológicas de las personas, por lo que está vinculado al confort psicológico. Esto afecta su rendimiento, salud y productividad en el espacio.
Significado común de los colores:
Rojo: excitación, energía, pasión, calidez.
Café: arraigo, protección, estabilidad.
Naranja: entusiasmo, estimulación, sociabilidad; también puede generar agresividad.
Amarillo: esperanza, adaptabilidad, motivación, tranquilidad.
Azul: reflexión, serenidad, concentración, juicio.
Violeta: espiritualidad, humildad, lealtad, paciencia.
Gris: neutralidad, equilibrio, discreción.
Blanco: pureza, limpieza, perfección.
El color puede impactar tanto en la ejecución de tareas visuales como en la percepción del entorno. Su influencia indirecta en el estado de ánimo puede modificar la eficiencia y la calidad de la experiencia espacial.
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